lunes, 10 de diciembre de 2007

Historia de Alricurn

por Skarsnich


A continuación os presento el informe que me habéis pedido. Tras varios meses de investigación he llegado a la conclusión de que vuestras sospechas eran ciertas. En ese sector se esta dando un alto porcentaje de rebelión. Este hecho ha sido el que ha permitido la supervivencia a las Fuerzas de Defensa Planetaria que se encargaban de la defensa amén de la supervivencia de la ciudad.

Según la información almacenada la rebelión esta siendo liderada por un tal Snigest, perteneciente a la zona más baja de la jerarquía pielverde, que inició esta rebelión cuando las fuerzas Orkas se veían acorraladas por un asalto mecanizado del 57º Regimiento de las Fuerzas de Defensa Planetaria de Alricurn (...).

Advertencia: Información altamente confidencial. Acceso restringido. Solo personal autorizado.

Para: Gobernador Ulther Macarius de Alricurn III, Sector Alricurn.
Trasmisor: Onchestus
Receptor: Sherilax
Fecha: 564685652.M40
Autor: Arthur Tornis, Oficial del 58º Regimiento de las Tropas de Defensa Planetaria de Alricurn III. Destinados a la ciudad de Carnicurn.

A continuación os presento el informe que me habéis pedido. Tras varios meses de investigación he llegado a la conclusión de que vuestras sospechas eran ciertas. En ese sector se esta dando un alto porcentaje de rebelión. Este hecho ha sido el que ha permitido la supervivencia a las Fuerzas de Defensa Planetaria que se encargaban de la defensa amén de la supervivencia de la ciudad.

Según la información almacenada la rebelión esta siendo liderada por un tal Snigest, perteneciente a la zona más baja de la jerarquía pielverde, que inició esta rebelión cuando las fuerzas Orkas se veían acorraladas por un asalto mecanizado del 57º Regimiento de las Fuerzas de Defensa Planetaria de Alricurn.

Parece ser que los Orkos intentaron despistar a la Guardia Imperial enviando toda la población de Gretchins del Waaaaghhh por otro camino. La estratagema no resultó y los Orkos fueron alcanzados y aniquilados. Los pocos supervivientes Orkos se han tenido que refugiar en las montañas. Se cree que Kolmillozuzio aun está con vida. No se supo nada de los Gretchins durante un tiempo. Pero al poco tiempo de la derrota del Waaaaghhh comenzaron a transmitirse informes de saqueos y robos en zonas que se encontraban bajo control Imperial. Un campamento de las Fuerzas de Defensa Planetaria al completo había sido saqueado. Lo que mas me extraña es que no solo han entrado para robar armas y munición, como es típico en los pielesverdes. Todos los Transportes Chimera y demás carros de Combate que se encontraban en el hangar han desaparecido. Normalmente los Orkos saquean los tanques y dejan todo lo que no les sirve, esta vez los tanques se los han llevado al completo.

También llamó mi atención el hecho de que habían desparecido uniformes, toda clase de planos y manuales de combate de los Comandantes del regimiento. Lo único que hemos encontrado han sido los cadáveres desnudos de los patrulleros.

Todo esto me hizo seguir la pista de robos, uno tras otro, todos del mismo estilo. Era lo único que impedía la paz que se vivía tras ser derrotada la horda orka. Pero el tiempo de tranquilidad fue corto. Kolmillozuzio organizó un nuevo Waaaaghhh que lanzo otra vez contra nosotros. Todas las defensas de la zona han sido agrupadas y preparadas para el combate. La situación es crítica. La actuación de los “ladrones“ ha cesado por completo. Kolmillozuzio esta intentado sitiar la ciudad. Nuestras fuerzas aun resisten, pero no por mucho tiempo. Aquí os muestro un mensaje recibido a través de un comunicador robado. Esto despejó todas mis dudas sobre los robos. Aquí os adjunto una copia. La versión original esta a buen recaudo en mi campamento.

********* Mensaje recibido a las 00:40. 564685652.M40 en la Ciudad de Carnicurn, del Planeta Alricurn III, Sector Alricurn. **************************************

“Buenaz Zeñorez, me voy a prezentar. Mi nombre ez Snigest. Kizaz no me konozcáis pero zoy muy muy famozo, tan famozo como los maz grandez kaudilloz de los maz grandez waaaghhs echoz en todaz laz zonaz de ezte birriozo planeta. Para loz que no konozcáis la hiztoria del gran Snigest oz la contare:

Todo komenzo un dia que eztábamoz nosotroz los Gretchinz reparando loz desperfectos que loz Orkoz habian kauzado en unoz tankez que loz Orkoz habían capturado para mí.. Porque nozotroz tenemoz nombre, no noz llamamoz Kanijoz como noz dicen los Orkoz, Kanijo ezta muy muy mal, zomoz Gretchins, y eztamoz orgullozoz de ello.Kizaz maz flojuchoz y bajitoz pero zomoz mucho maz liztoz.Y, lo maz importante, zomoz muchoz maz. Yo era el gretchin maz lizto de todoz loz Gretchinz. Dezde que el clan recuerda nunca ze habia vizto un gretchin mas lizto que yo. Yo conztruia los cacharroz que loz orkoz uzaban para patearle el culo a loz zonrosadoz como vozotroz. Graciaz a mi muchoz zonrosadoz morir.

Pero ezto no viene al cazo. Y no me refiero a una cazuela, zino al tema que estamos tratando. Ez que vosotros loz humanoz zoiz duroz en ezto del lenguaje. Eztábamoz miz ayudantez Gretchinz y yo arreglando una cacharra zonrozada. Que hay que ver que inútilez zoiz loz zonrozados para hacer cacharroz mecanicoz. Cada vez que capturamoz uno hay que hazerlez reparacionez y reparacionez, a ver si aprendeiz de mi y hazeiz buenoz cacharroz. En eze momento vino un Orko con malaz pulgaz y noz empezo a gritar, laz cozaz se eztaban poniendo feaz, loz zonrozoadoz estábais intentando echarnoz a nozotroz y a los orkoz de la zona. Entonces el Orko con malaz pulgaz llego y mando a reunir a todo el Pelotón de Gretchinz y noz dijo:

- Teneiz que correr lo maz que podaiz por eza zona y huir. Nosotros los orkoz noz quedaremoz aquí y machacaremoz a loz sonrosadoz. Cuando acabe ezto entonces oz mandaremoz a buscar.

Yo zoy un Gretchin muy lizto, si… pero no me guzta meterme en política. La política ez muy mala. Todoz los Grethinz que dizcuten las ordenez de los Orkoz acaban con el culo muy muy pateado. Y a mi no me guzta que me pateen el culo.

Los Gretchinz nos dirigimos a la zona mientras loz orkoz reían y ze lo pazaban bien. Cuando llevábamos unaz horaz huyendo noz dimoz cuenta de que noz habian engañado. Los orkoz no querían matar a loz zonrozados. Querian que loz zonrosadoz nos patearan a nozotroz mientraz elloz ze ponían en buen recaudo. O zea, un zitio donde no ze lez pudiera patear el culo. Ezo era malo, muy malo. Pero por zuerte loz sonrosados patearon a los orkoz antez de que huyeran como… como Orkoz, y noz dejaron a nozotros tranquiloz y felicez. Entonces yo me planteé zi verdaderamente loz orkoz eran buenoz. Todoz los Grethinz dicen que los Orkoz zon maloz porque tratan mal a los Gretchinz, pero como yo era el Gretchin que contruia los tankez no me pateaban nunca.Todo el mundo zabia que yo era muy lizto. Todo el mundo zabia que yo era el Gretchin maz lizto del Clan… todo el mundo menoz yo.

Entonces me di cuenta. ¡Zoi un Gretchin lizto! Mi cabeza zirve para algo maz que recibir las collejaz de los Orkoz. Entonces ze me ocurrio formar un Pelotón de Gretchinz que no reciba ordenez de orkoz. Por ezo hemoz tomado “prezatadaz” cozaz de vuestroz campamentoz. Han muerto algunoz zsonrosadoz pero no oz importara, no? El cazo ez que hemoz vizto que los orkoz quieren volver y queremoz ayudaroz a que lez pateeiz el culo. Azi aprenderan a no reirze de los Gretchinz, y menos a reirze del Gran Snigest. Tenemoz información, mucha información. Tenemoz tambien muchoz ezpiaz. Y tenemoz un ejercito Gretchin con cacharroz que patean el culo maz rapido que las manos de er Jefe. Ademaz, eztamoz dispuestoz a utilizar nueztra grandizima zabiduría para ayudar a nueztros “ ahora colegaz “ zonrozados a patear orkoz. Por supezto, ezto a cambio de deliciosos tankez con loz que yo pueda hazer juguetez maz efectivoz.

Ze dezpide, atentamente, Snigest er Grande, er Jefe de lo todoz loz jefez de loz ejercitoz de Gretchinz independientez.

Bien, esta es la parte del mensaje que os puede interesar. Me he permitidorecortarlo dado que este individuo comienza a hacer divagaciones sobre como elImperio puede mejorar el rendimiento de nuestros ejércitos. Llega hasta elpunto de sugerirnos cambiar el Reglamento de Combate Imperial por uno “ mazactualizado, maz eficaz, con maz ejemploz. En definitiva, un manual maz mejor“. No creemos que este individuo hable en serio. Nos ha propuesto elintercambio de información sobre posiciones Orkas a cambio de armamento yuniformes imperiales. Aun no le he respondido, creo necesaria vuestra opinión.


Kolmillozuzio observa lo bien que funciona su plan. Delante de él los camiones avanzan cargando a sus chicoz. Esta será la última vez que Carnicurn se ría de él. Ahora la ciudad esta debilitada gracias a sus dos últimos intentos. Pero esta vez lo conseguirá. Los preparativos para asaltar el último campamento que impide el sitio completo de Carnicurn están terminados.

Kolmillozuzio acude a su tienda y viste sus atuendos de guerra. Su gran Hacha rebanadora, sus Armadura Pezada y el resto de objetos que le han servido para llegar hasta donde esta. “ Zoi un Gran Kaudillo” piensa.

Pero pensar es un acto cansino para un Orko. Komillozuzio ya esta cansado de tanto pensar en como ganar a los Imperiales. Ahora viene la parte que mas le gusta a todo Orko de toda guerra. La parte más sangrienta y divertida…

¡Waaaaghhh! Fue lo primero y último que oyeron los pobres guardias que tuvieron la mala suerte de recibir los pocos proyectiles Orkos que estaban medianamente bien apuntados. La batalla había comenzado. Los Camiones rugían por los flancos del campamento intentando rodearla. En un solo segundo el silencioso y pacífico campamento se había vuelto un caos. Los Guardias corrían de un lado a otro. Recogiendo armas, disparándolas, recogiendo heridos y llevándolos al hospital de campaña. El fuego de las baterías de armas pesadas situadas en la parte superior del Campamento hizo retumbar el suelo a un par de kilómetros alrededor. Los Camiones Orkos saltaban por los aires mientras los indesmoralizables Orkos caían al suelo para volver a levantarse, volver a rugir y lanzarse al combate.

Poco tiempo tardaron los Orkos en cerrar la trampa sobre el campamento y lanzarse al combate contra los Imperiales. Ahí era donde los Orkos tenían ventaja. Ahí era donde los Orkos disfrutaban. Habían nacido para eso, era natural que sobresaliesen en esa clase de combate.

¡Waaaaghhh! Repitió Kolmillozuzio mientras partía por la mitad a su primer humano y se lanzaba a por el resto de su escuadra. Los Imperiales descargan sus Rifles Láser pero esto no parecía importarles a los Orkos. Ha pecho descubierto cargaron, recibiendo los disparos e ignorando el dolor que les causaban. Cuando la gran masa de pielesverdes llego al combate todo se había acabado.

Los intentos Imperiales por retroceder y formas unas defensas cerradas en el interior del campamento fueron inútiles. Orkos con unos anticuados retro reactores cayeron sobre la parte alta del edificio eliminando las baterías de armas. En la planta baja la situación era parecida.

Kolmillozuzio desvió su concentración del combate para buscar algún enemigo digno. Se lamentaba de llevar tantos años al mando de un gran ejército y nunca haberse enfrentado a un verdadero oponente de su altura. Quería luchar contra los Astartes imperiales. Su fama se había extendido por todo el mundo, y el quería probarlos. Estos débiles humanuchos no eran más que trigo que se dedicaba a cegar con su gran hacha…

Entonces vio a un viejo Guardia con un enorme altavoz en la mano gritando órdenes apresuradamente. Ese Guardia estaba nervioso, sería incapaz de levantar siquiera su espada contra él, pero estaba al mando. A Kolmillozuzio le gustaba coleccionar las cabezas de los jefes enemigos a los que se enfrentaba. Así que tras un par de hachazos para despejar el camino y un par de gritos para “advertir” al pobre humano que iba a por el, Kolmillozuzio cargó.

Los segundos que tardó en hacer el recorrido fue lo que tardo en concluir la batalla. Kolmillozuzio llego, y de un simple garrotazo con su brazo izquierdo decapitó al comandante. Luego zarandeó su hacha y acabó con la vida de sus guardaespaldas.

Todo había acabado. La débil resistencia se desmoralizó ante la muerte de su líder. El campamento había caído. La última resistencia que evitaba el definitivo sitio de Carnicurn había caído.

Ahora solo le quedaba conseguir la victoria sobre Carnicurn. Y entonces conquistaría todo Alricurn, luego el sector completo sería suyo y al imperio no le quedaría mas remedio que enviar unos cuantos Astartes para que Kolmillozuzio pudiera aumentar su colección de cráneos.

¡Waaaaghhh! Repitió nuevamente Kolmillozuzio a sus chicoz. ¡ Waaaaghhh!


Asombrado, el Teniente Alfred Larnichov veía como su unidad y un par más caían sobre el campamento Orko sin que estos ni siquiera les hubieran detectado. Era impresionante. Llevaban un par de días acorralando y persiguiendo a los Orkos, adelantándose a todos sus movimientos. Los Orkos habían sido sorprendidos una y otra vez, incapaces de hacer nada ante la oleada de Imperiales que caía sobre ellos y les abatía con el arma mas sagrada del Emperador: El Rifle Láser.

En un principio la situación era bastante peligrosa. Las Fuerzas Imperiales eran escasas en comparación con el inmenso ejército Orko que asediaba Carnicurn. En solo un par de días consiguieron rodear y sitiar la ciudad. Las Fuerzas de Defensa Planetaria no podían hacer nada más que observar como los pieleverdes arrasaban sus campos y mataban civiles. Si se movían de sus campamentos fortificados para intentar ayudarles los Orkos caerían sobre ellos en segundos y sería una pérdida de vidas y efectivos que la ciudad no podía permitirse.

Pero ahora todo había cambiado. Arthur Tornis, Oficial del 58º Regimiento de los “Acorazados“ había guiado a su regimiento a través de las zonas controladas por los Orkos para una misión aparentemente suicida. Cuando salió de la ciudad le llamaron Arthur “ El loco de Carnicurn “. A su regreso le llaman Arthur “El héroe de Carnicurn”. Realizaban emboscadas, adelantándose al movimiento de los Orkos y sorprendiéndoles. Arthur decía que los Orkos atacarían un lugar concreto, y cuando llegaban allí en sólo cuestión de horas llegaban los Orkos sorprendidos por la alta resistencia encontrada. Su regimiento acorzado se estaba haciendo famoso en toda la ciudad, ya que gracias a los “Los Acorazados” de Carnicurn la guerra estaba dando un vuelco decisivo. El sitio a la ciudad había sido roto por un asalto mecanizado que había abierto las comunicaciones con las ciudades vecinas. Levas de numerosas ciudades cercanas enviaban refuerzos a Carnicurn. La moral de la ciudad se había elevado y ahora todos creían en la victoria. Todos luchaban hasta la muerte sabiendo que ésta serviría para algo mas que alimento para Orkos. Los aplausos y vítores eran frecuentes a la entrada de “Los mecanizados“ en algún campamento o pueblo de la misma ciudad. La gente se echaba a las calles intentado saludar y elogiar a sus salvadores.

Todo gracias a Arthur Tornis. Alfred le conocía desde joven, no es que fueran extremadamente viejos. El sólo tenía 27 años y Arthur unos 32. Pero la vida de un Guardia Imperial al servicio del Emperador es dura, y para aguantar tantos años sin que ninguno de los muchos enemigos del Emperador te vuele la cabeza es un acto destacable. Uno ha de tener mucho valor, mucho fuerza y, sobretodo, mucha fe en el Emperador. Arthur y Alfred habían sido Tenientes de dos regimientos que solían actuar juntos durante mucho tiempo, ascendidos durante el 1ª Waaaaghhh de Kolmillozuzio. En una batalla de esta guerra el Oficial al mando perdió la vida debido a un accidente con una Carga de Demolición en mal estado. O eso es lo que se dice por ahí. Arthur fue elegido frente a Alfred y el resto de tenientes por su mayor experiencia.

Durante todo este tiempo como Oficial nunca había echo nada extraordinario, era un Oficial de manual, como los demás. Pero ahora estaba demostrando ser merecedor de su título. A su mando el regimiento se ha convertido en uno de los más famosos del planeta. “Haremos historia“ pensaba Arthur mientras su escuadra acribillaba a los Orkos en retirada con sus Rifles Láser.

“ Haremos historia “ repetía Arthur mientras tres Chimeras se interponían delante de los Orkos bloqueando su huída y abrían fuego sobre ellos.

Poco tardaron los Orkos en dispersarse, y poco tardaron los Guardias Imperiales en acabar con la vida de cada uno de ellos.

En cuanto el fuego cesó se abrió la escotilla de uno de esos Chimeras. Una cabeza asomó. A pesar de que era imposible reconocerle, debido al humo y al polvo en suspensión concentrado en la zona, todos sabían quién era.

El grito de “LIBERTAD“ sirvió para asegurar a los soldados la identidad de ese hombre. Todos gritaron al unísono. Era Arthur, el Gran Héroe del 3º Waaaaghhh de Carnicurn.


Tras dos días de persecución Alfred estaba ansioso por alcanzar a los cobardes Orkos. Habían pasado dos días desde el último asalto. Esta vez todo había sido mucho más fácil. Su regimiento sorprendió a los orkos cuando se encontraban en plena disputa. El noble al mando había sido desafiado por otro pielverde a una carrera con sus motocicletas. Todos los verdes que allí se encontraban se habían aglomerado alrededor de los dos duelistas. Cuando la fuerza acorazada de Arthur irrumpió en la zona los orkos intentaron agruparse y formar en pelotones pero fue inútil. En unos pocos segundos ya se había batido en retirada casi toda la fuerza orka. Alfred, a bordo de su Chimera, junto a otro Chimera más se había encargado de perseguir a un puñado de orkos que huían hacia el oeste. Ya eran dos días buscándoles y no se sabían nada de ellos. Los malditos pielesverdes eran muy buenos escondiéndose.

Durante las noches el pelotón paraba y descansaba. Junto a lo hoguera, los hombres recordaban batallas pasadas. Recordando todas su victorias. Especialmente las últimas obtenidas gracias al ingenio de Arthur. Se había convertido en un gran héroe para todos los carnicurnianos. Una situación difícil, un ejército insuficiente y una ciudad en llamas abarrotada de civiles hambrientos y refugiados era el lugar ideal para el nacimiento de un héroe. Pues se necesitaba un héroe para poder salir airoso de una situación así. Tras 7 años de guerra contra Kolmillozuzio por primera vez los carnicurnianos creían en la victoria verdadera. Todos esperaban el día en que Arthur regresara con la cabeza de Kolmillozuzio en sus manos, demostrándoles a todos que la fe en el Emperador, el valor y el esfuerzo personal pueden lograr actos impresionantes.

Alfred le admiraba, admiraba realmente a su amigo. Cuando le conoció supo que Arthur era un gran hombre, aunque nunca le creyó capaz de acciones tan impresionantes. Ahora mismo no sólo le admiraba, sino que le agradecía que salvara a su pueblo de tan horrible destino.

Miró a su alrededor, estaban casi todos dormidos. Llevaban dos días en los que casi no descansaban… era normal. Alfred aprovechó ese momento para descansar el también. Tenía sueño, necesitaba dormir.

Pero justo cuando estaba a punto de conciliar el sueño un ruido le despertó. El simple crujir de una hoja le puso en guardia. Abrió los ojos de par en par y miró a su alrededor. Absolutamente nada, aunque el juraría haber oído algo.

Alfred se levantó y observó. Observó una criatura a través de la oscuridad absoluta que representaba todo el bosque que les rodeaba en esta noche casi sin luna. El silencio solo se veía interrumpido por los latidos de su corazón.

¡BOOM! En ese momento se oyó un enorme estruendo. Arthur se sobresaltó. El resto de la escuadra se levantó al momento. Se oyeron gritos y chillidos por todos lados. Ninguno de los humanos sabía que estaba pasando. Encendieron sus linternas y observaron. Había humo, fuego. Era una explosión. Muy cerca de ellos. ¿Qué estaba pasando? Todos cogieron sus armas.

A los pocos segundos se oyeron unos gritos que se elevaban por encima de los del resto de criaturas. Al segundo todos habían callado. De la dirección de los gritos apareció una criatura.

Su aspecto era humanoide pero era demasiado bajo para ser humano, y mucho menos podría ser un Orko. Alfred apuntó su Rifle Láser contra la criatura.

- Zomoz amigoz, venimoz en zon de paz – dijo, con un acento horrible, rápidamente la criatura. No keremoz hazeroz daño, ni que noz hagáiz daño a nozotroz.

- Eztaiz rodeadoz por miz chicoz, hay chicoz por todoz ladoz. Zentimoz el imprevizto de la explozion pero ez que miz chicoz no eztán aún del todo entrenadoz. Todavía no han entendio el concepto: ¡No tokez el botón rojo! Hay chicoz un poco imbecilez. Además, vuestros morteroz zon armaz muy sensiblez – continúo la criatura.

Un Gretchin, era un Gretchin. Alfred había oído hablar del misterioso caso de rebelión que se había producido tras acabar el 2º Waaaaghhh de Kolmillozuzio por el cual toda la población Gretchin que servía a los Orkos se había separado e independizado. Habían sobrevivido este tiempo a través de saqueos y robos. Cuando iba a comenzar a investigarse su actuación Kolmillozuzio regresó y entonces no hubo tiempo para ocuparse de ellos. De todas maneras, desde que la guerra había comenzado no se sabía nada de ellos…

- ¿Quién eres? – Dijo Alfred, aún sin bajar el Rifle.

No se fiaba de ellos. Nunca se fiaría de un pielverde ni de ningun alienígena.

- ¿Tu jefe no te ha hablado de mí? Zoi Snigest, er Jefe de todoz loz Jefez de las fuerzaz de Gretchinz independientez. Vengo aquí en zon de paz – Contestó la criatura. Tras esto enseñó la cabeza de un Orko. Debía ser la cabeza del Orko al mando del pelotón que ellos perseguían.

- Miz chicoz dieron buena cuenta de elloz. Todo ezta zolucionado. Podeiz volver tranquiloz. Noto dezconfianza en vozotroz, pero habeiz de eztar tranquiloz… Eztaiz completamente rodeadoz por maz de un centenar de miz chicoz – Repitó el pielverde – Zolo hemoz venido para informaroz, ahora noz vamoz. Debeiz zaber que Kolmillozuzio pienza realizar un ataque frontal y decisivo zobre Carnicurn, juntará todaz zuz fuerzaz y laz concentrará zobre el flanco este de la ziudad. Debeiz daroz priza y comunicarlo a vuestro jefe. El ataque zera dentro de unos díaz, ¡Azi que daroz priza!

Tras decir esto el Gretchin se dio la vuelta. Alfred aguzó su vista y pudo observar que la criatura no mentía. Estaban completamente rodeados.

Iba vestido con una mezcla de harapos impresionante. Vio restos de uniformes imperiales. Medallas y honores probablemente robados adornaban su zona del pecho al puro estilo imperial. Vio también como habían restos de una armadura anti frag modificada por todo su cuerpo. Y, además, cubría su cabeza con un casco también imperial. Completamente igual al que Alfred llevaba en ese momento. Acomodaban sus brazos una decena de componentes metálicos. Parece ser que la criatura había cubierto sus brazos por completo con unas válvulas mecánicas que se movían al unísono que él. Para conectar todo eso llevaba una especie de mochila a su espalda. Donde conectaban además una especie de gafas rojas que llevaba.

Habían pasado unos minutos desde que el Gretchin había desparecido pero Alfred aún no daba crédito a lo sucedido. No creía lo que estaba oyendo.

- ¿Teniente, nosvamos? ¿Qué hacemos? - Tuvo queinterrumpirle uno de sus hombres para que Alfred volviera en sí.

- Preparad las cosas,volvemos a Carnicurn – dijo por fin Alfred, aunque aún se encontraba sumido ensus pensamientos.

“¿Tu jefe no te ha hablado de mi? Zolo hemoz venido para informaroz “ Estas palabras de la criatura se repetían continuamente en la cabeza de Alfred, no podía creerlo…


Snigest levantó la cabeza, pensativo. Llevaba un par de horas leyendo unos libros que le habían sido enviados desde un campamento imperial. Libros sobre la organización y estrategia militar del Imperio. Eran los manuales que usaban los Jefes imperiales para comandar sus ejércitos. Qué útil le había sido aprender a leer antaño para poder entender los planos imperiales...

Snigest estaba entusiasmado, “azi ez como loz zonrozadoz noz patean ziempre“ pensaba. Estaba plenamente seguro en que la las continuas derrotas de Kolmillozuzio se debían a que los imperiales tenían una mejor organización de sus ejércitos.

“Ezta puede zer la zolucion“ decía mientras pensaba como adaptar el reglamento imperial a sus chicoz. “Zi conzigo adaptar y mejorar ezto, zere invencible. Azi los Orkoz nunca maz ze meteran con miz chicoz” repetía el gretchin, entusiasmado.

Entonces, ojeando todos los documentos y libros que tenía frente a él encontró un folio que le llamo la atención. En el folio había un dibujo, un dibujo enorme. Parecía un zonrozado, pero mucho mas grande y robusto. Snigest sintió un escalofrío sólo al observar ese dibujo. No sabía exactamente lo que era, pero entonces, al principio del documento leyó algo que le hizo recordar. “Astartez” susurró el pielverde.

Su memoria se trasladó al instante a sus tiempos de mecánico al servicio de Kolmillozuzio. Snigest había oído hablar muchas veces a Kolmillozuzio de los Astartes. “Zon loz mejorez guerreroz zonrozadoz” Decía siempre el Kaudillo Orko. El cual soñaba continuamente con enfrentarse alguna vez a éstos grandes guerreros. Leyó rápidamente el documento. El autor era un sargento, de Alricurn III. En el explicaba su experiencia cuando, por pura casualidad el regimiento de este humano se había topado con una escuadra de Astartes en Alricurn VII. Parece ser que lo había enviado a sus amigos, explicando con todo detalle lo que pudo observar de los Marines Espaciales, probablemente hubiera sido requisado por las fuerzas imperiales. Para luego llegar a parar a manos de Snigest.

Nuevamente Snigest quedó asombrado ante la descripción que hacía el Sargento de los Marines Espaciales. “Zonrozadoz mejoradoz por el jefe zonrozado para que pateen maz rapido… “ un millar de ideas abordaban la mente de Snigest. Toda clase de mejoras biológicas, hormonales, físicas,…hacían a los Marines Espaciales los guerreros mas temidos del Imperio. “Grandez guerreroz deben zer para que los jefez orkoz midan zu fuerza en cantidad de cazcoz aztartez…”

Snigest comenzó a soñar con comandar un ejército de tan bravos guerreros. “Zería magnifico” pensaba el Gretchin. Sus chicoz se esforzaban si… pero no eran capaces de grandes proezas.

Tras esto continuó leyendo textos y textos sobre organización imperial. Las tropas de su horda pielverde serían organizadas bajo la estructura y jerarquía imperial. Por supuesto, con un par de “arreglitos” que el mismo Snigest hizo. Comenzarían los entrenamientos para hacer efectivo a su ejército. “Zi quiero llegar lejoz, he de tener unos chicoz competentez”.

“¿Y zi consiguiera mejorar a miz chicoz como hizo er jefe zonrozado?” Fue lo último que pasó por la cabeza de Snigest antes de ser interrumpido por uno de sus chicoz que vino a confesarle que había tocado uno de esos botones que “jamás se deben tocar…“.

Después de un pequeño griterio el Gretchin salió corriendo y Snigest hizo llamar a uno de sus servidores.

- ¿Zi, Jefe? – Preguntó el Gretchin.

- Te he dicho cientoz de vecez que no ez “Zi, Jefe”. Tienez que dezir “¿Dezea algo, Jefe?”- funfurró Snigest, mosqueado.

- Pero…pero Jefe, usted dijo que al rebelarnoz de loz orkoz zeriamoz todoz igualez y no tendríamos que hacer cozaz de eztaz – se atrevió el Gretchin.

- Ez por tu bien, ez por tu bien… - Se calmó Snigest – Y ahora ¡Haz traer a loz mejorez Matazanoz que dispongamos, aprisa!

- Pero jefe… no tenemoz chicoz matazanoz, todoz loz matazanoz zon orkoz…

Snigest esta furioso, muy furioso. Un gran intelecto como el suyo no se merecía unos chicoz tan inútiles. Pero seguramente eso sería un impedimento que Gorko y Morko le habían propuesto para que su victoria fuese mas merecida y tuviese mas mérito.

- Puez capturad matazanoz, pero que zean matazanoz humanoz. ¡Que zon maz mejorez! ¡Venga, corre! – gritó Snigest.

El jefe gretchin volvió a entrar en su tienda y se sentó en su sillón. Que había sido robada a un adinerado humano, evidentemente. Tras esto, acarició a su narigudo Garrapato. Inicialmente fueron adiestrados por los Kaporales orkos para controlar a los Gretchins como si de un perro labrador con ovejas se tratase… Pero Snigest era mas listo y había adiestrado a uno de los Garrapatos para que le hiciera compañía. No había que olvidar las costumbres pielesverdes. Además, había tal conexión entre el y su garrapato que éste sabía cuando debía saltar a morderle el culo a cualquier chico que estuviera aburriendo a Snigest…

Discute este artículo en el foro.